Lic. Ramiro Francisco
Muchas veces, se pasan desapercibidos algunos pasajes de la Biblia, que tienen que ver con muertos o fantasmas. No existen espacios para esas cosas en nuestras mentes. Por demás, se nos ha enseñado que hay cosas imposibles. Misterios, y que más allá es satánico hasta su investigación.
Las dudas, son buenas, si se canalizan, se estudian, se investiga, se pregunta, para deshacerlas.
Es Mateo que cuenta la historia en su Evangelio. Mar embravecida, fuerte viento. El Maestro Jesús, ausente en la pequeña embarcación. Miedo por la situación imperante en los discípulos.
Además, era de noche. Desconocemos si noche estrellada y de Luna.
Muchos de ellos, tenían experiencia marinera. Pocas, como la de aquella noche, en la que para “ponerle la tapa al pomo”, alcanzan a vislumbrar lo que a ellos les pareció “un fantasma”.
Algo se movía sobre las aguas. Lo que fuera, caminaba tranquilamente sobre aquel mar embravecido. Ellos pensaron y así lo pronunciaron, que aquello era “un fantasma”.
¿Cómo que un fantasma? ¿Quién les dijo a ellos, que los fantasmas pueden verse a simple vista?
Es cuando distinguen la voz del Maestro, que les dice –no teman, soy yo- o algo parecido. Pedro…!Tenía que ser Pedro! Le responde – Señor, si eres tú, permite que yo también camine sobre las aguas…
Él le responde –ven-. El discípulo, no lo pensó dos veces, y con mucho valor -tener eso en cuenta- baja por un costado de la embarcación y el resto, ustedes lo saben muy bien.
Las historias de fantasmas en el mar, casi se encuentran en todos los países y diferentes culturas. ¿Habían tenido los discípulos alguna experiencia? No lo dicen las Escrituras.
Pero, ¿Cómo pudieron llamarle como lo hicieron, sin tener algún conocimiento sobre ellos? ¿Su estado mental en esos momentos?
A esas incertidumbres, son las que pasado el tiempo, conocemos como misterios. Para muchos, los mismos, no se pueden tocar ni investigarse…