Lic. Ramiro Francisco
De cuando en vez…cada cierto tiempo, en nuestros medios de comunicación- notar que tenemos muchos…!muchos! suele darse a conocer el tema de los ilegales. Ilegales, en su gran mayoría, nuestros hermanos haitianos.
Noten, que les llamo hermanos, no se me vaya a tildar de racista o xenófobo. Aclaro que soy prieto. Por eso ando siempre con mi cédula encima para evitar confusión.
Pero ese monstruo, continúa creciendo ante la vista de todos. ¡Dije de todos! Es como si no nos importara. Como si eso fuera tema solo de las autoridades de Migración, la Policía, el Ejército o el Presidente.
Y nuestros barrios, llenándose cada vez más de esos inmigrantes. Como humano, sentimos compasión por lo que se vive en Haití. ¡Pero el monstruo crece!
Leemos en puertoplatadigital, bajo la firma del periodista Antonio Heredia, que una patrulla policial detuvo este fin de semana en la comunidad de Hoya Grande-Guananico, un vehículo blanco marcha Jeep placa G553972, en cuyo interior había 12 ilegales. Fueron deportados a su país.
Un ilegal de otra nación, tiene aunque sea cédula de identidad. Tiene un nombre. Una dirección donde vive o vivió en su país.
Muchos ilegales haitianos, pasan por el frente de nuestras viviendas y ¡Ay de ti, si los miras! Los varones, con un caminar y mirada desafiante, con el pantalón casi enseñando las nalgas…y como a la espera de que le reproches algo.
Estamos esperando una “vaina”. Lo que deseamos no suceda. Pero no me gustan los tantos silencios.
Si se va la energía eléctrica ¡Ay mi madre! Si no se recoge la basura, si hay un hoyo en la calle o carretera, si ocurre un “tapón” en la vía alterna, que si el “puentecito”, que si no hay agua potable, que si está alta la canasta y bajos los sueldos…las redes explotan!!!!
Y el MONSTRUO de los haitianos ilegales, nos obliga a taparnos la boca…y estarnos quietos. Ni siquiera, como la “gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde las manos”.
Ojalá y no nos ocurra como a Frankenstein.