Por Rafael Solano
Detrás de todas nuestras acciones, inquietudes, deseos, búsquedas y amores, se cierne la incertidumbre como leit-motif de nuestra existencia: todo cuanto anhelamos y proyectamos no pasa de ser una simple propuesta ante el Destino que nos rige, de cuyos propósitos no tenemos el más mínimo atisbo. Nacemos, y no sabemos de dónde venimos; iniciamos una existencia y no sabemos quienes somos ni hacia adónde vamos. De todo lo anterior, la única seguridad que podemos ostentar es, que, algún día vamos a desaparecer,… y de esto ultimo, ni siquiera tenemos una idea de cómo ni cuándo ni dónde tendrá lugar.
La gente, a lo largo de todas las edades, ha percibido esta realidad que se ha convenido en llamar, la incertidumbre, —como una paradoja; por tanto, en todas las civilizaciones, y en cada idioma, se desconfía de “lo que puede pasar” utilizando frases equivalentes a la nuestra: ¡Si Dios quiere…!, que no es más que una forma de cubrirse ante lo inesperado. Los anglosajones dicen cada vez, “I hope”, o sencillamente, “hopefully”, mientras los galos cautelosamente agregan, “si Dieu le veut” o simplemente, “J’espere”, para solo citar algunos.
Al llegar a este punto, el lector se preguntará hacia dónde se dirigen estos comentarios trilingües, y cual es su intención en este vuelo no autorizado por el espacio nebuloso de la metafísica. Se trata solo de recrear algunas instancias en las cuales determinados personajes, algunos históricos, se han descuidado al hacer promesas y predicciones, soslayando el carácter caprichoso del Destino, la amenaza de lo impredecible y la sombra inexorable de la incertidumbre que cubre a los mortales.
En ocasiones, algunas de estas predicciones se han revertido espectacularmente en solo cuestión de minutos, …de segundos! Citemos una de ellas: La esposa del Gobernador de Texas, John Connnally, dirigiéndose al presidente John F. Kennedy, aquel medio-día del 22 de noviembre, 1963, se expresó de la siguiente manera: “Estoy segura de que usted jamás va a olvidar este caluroso recibimiento que le ha ofrecido la ciudad de Dallas hoy”. Segundos más tarde, caía Kennedy abatido por los disparos de un desconocido,…en esa ciudad.
En una diferente situación, los acontecimientos tardaron varios años, —-¡bueno, solo algunos—, en sorprender al sujeto con toda la furia de la adversidad ante sus arrogantes declaraciones. Esta vez, el Generalísimo Trujillo manifiesta confiadamente en un discurso durante la inauguración de una de sus obras, lo siguiente: “No cejaré jamás, aunque con ello empañe el brillo de mi carrera”. A solo un lustro de su oratoria, tuvo que cejar para siempre el impetuoso Rafael, empañándose todo el brillo de “su carrera”, en el baúl solitario y oscuro de un automóvil.
(Nota explicativa: Esta frase, “no cejaré jamás”, vino a ser un claro mensaje inserto en su bien articulado discurso, y dirigido a los que presumían que una renuncia suya sería inminente, ante la creciente presión internacional en su contra.)
No menos contrastadas fueron las palabras pronunciadas por Karol Wojtyla en 1978: “No ha llegado el tiempo para un cardenal polaco llegar a ser Papa”. Dos días más tarde fue elegido como el Papa Juan-Pablo II, adversamente a su pensamiento y palabras.
En 1937, el actor Clark Gable se cubrió de gloria interpretando el papel de Rhett Butler en la celebrada película “Lo que el viento se llevó”. Anteriormente, Gary Cooper, había rechazado el mismo papel, declarando además, públicamente: “Será (esta película) el más grande fracaso en la historia de Hollywood”.—En contraste con el infortunio verbal de G. Cooper, no hubo premio que este filme no ganara!
Al inicio de la Primera Guerra Mundial, 1914, el autor inglés Herbert G. Wells, escribió con toda certeza: “Esta no es solo una guerra,..esta es la última guerra”. Uno se pregunta hoy, si este hombre viviera, qué tendría que decir en estos tiempos!
Y qué pensaría Fulgencio Batista si de súbito viniera al mundo al recordar su pronóstico en 1957: “Castro, no durará un año”.
“La televisión será incapaz de mantenerse seis meses con la audiencia que parece conquistar: la gente se va aburrir de mirar todas las noches una misma caja estúpida”. Estas torpes palabras fueron pronunciadas en 1946, nada menos que por el hombre fuerte de la Twenty-Century Fox, Darryl F. Zannuck.
Homero León Díaz, el siempre recordado locutor, presentador radial y de TV, fue consultado en cierta ocasión en Rahintel sobre las condiciones artísticas y vocales de cierto cantante durante la “Hora Del Moro” en Rahintel, 1960. Su respuesta fue la siguiente: “Desde hace mucho tiempo he decidido no dar opiniones sobre asuntos de música, después que cometí la equivocación mayor de mi vida, habiendo declarado irónicamente que, ‘cuando Bullumba Landestoy llegue a ser compositor, yo seré Arzobispo’—En poco tiempo, Bullumba alcanzó la más alta cúspide de la composición popular en el país. Hoy es una verdadera gloria nacional.
Pero don Homero no ha sido el único erróneamente impresionado. En 1929 se presentó en Hollywood un joven aspirante; luego de obtener la codiciada cita, sus condiciones fueron sometidas a toda prueba. He aquí el informe de los “expertos”: “No tiene talento para actuar. No sabe cantar. Está quedando calvo, además, y baila un poco,…solo un poco”, termina la cita. Su nombre: Fred Astaire.
Escuchemos ahora a Ramfis Trujillo hablando ante un grupo de dominicanos en 1969: “Yo volveré al país. No por ahora: dentro de diez años y entraré como “bueno”. La promesa, como es sabido, no llegó a cumplirse; mas, las predicciones que en consenso luego hicieron los presentes, fueron consumadas al pié de la letra.
Lo extraño de estos pronunciamientos fallidos es que en ciertas oportunidades hayan caído en labios de personajes expertos en sus respectivas materias, como es el caso de Wilbur Wright, pionero de la aviación,—-carente de toda visión al asegurar, en 1901, que: “El hombre no volará por ahora; la aviación no encontrará desarrollo hasta después de cincuenta años”. Cual seria su sorpresa al contemplar un jet trasatlántico desplegar sus imponentes alas de New York a Londres, ya en los años cincuenta!
Los ejemplos abundan mas el espacio es limitado. Solo nos resta al detener la escritura, mantener la esperanza de que en los próximos diez años alguien pronostique, y que se cumpla a cabalidad, la aparición de un gran líder mundial que venga a sembrar el amor, la paz y la fraternidad entre todos los hombres. Que traiga la armonía en el hogar, que desaparezca para siempre la violencia familiar y el maltrato hacia las mujeres. Será un gran dirigente, de acuerdo al pronóstico, quien además de traer orden y rectitud, impondrá su mandato utilizando una imponente voz de barítono, para gobernar al compás de hermosa música ,..y poesía.
Que así se cumpla!
Rafael Solano
Año 2003