Lic. Ramiro Francisco
Es difícil, por no decir imposible, que quienes trabajamos en los medios de comunicación con programas alquilados, pagando alguna suma de dinero a los propietarios o dueños del medio (en canal o emisora) estemos ausentes de tener publicidad pagada, para colocarla en el tiempo de emisión.
Ocurre lo mismo, en los medios impresos o digitales. Siempre que se pueda, habrá publicidad servida. Esta por supuesto, tendrá un costo para quien la coloque, sea de procedencia empresarial privada, como desde el gobierno, o la llamada publicidad oficial.
Publicidad o promoción, que va desde anunciar los productos o servicios en venta de un ventorrillo, colmado, bancas de apuestas, ferretería, hotel, gomería, presentación artística, agencia de viajes, tours o paseos, discoteca, cafetería, restaurant, repuestos para vehículos, motores, bicicletas, bufete de abogados, consultorios médicos, clínicas, farmacias, inmobiliarias, tour operadores, gomerías, pescaderías, librerías, relojerías, Talleres, estaciones de ventas de combustibles, Colegios, fábricas de puertas y ventanas, Licuor store, Gift shop, viveros, compañías constructoras. ¡El campo es inmenso!
Contratan publicidad los partidos políticos, aspirantes a cargos electivos, ayuntamientos, legisladores, concejales, Alcaldes, Ministerios oficiales y organismos del gobierno central entre otros.
¿Costo? ¿Cómo se cobra? Generalmente, el cobro es mensual, y va desde 500 pesos, hasta los 75 mil pesos mensuales. Todo depende. Hay lo que se conoce como “intercambio”. Se pasa el “anuncio” por tantas libras de carne, o de “peje”, o una pequeña compra en un colmado o pollera. “la cuestión es estar en el globo”.
En el terreno oficial, hay muchos que siempre han tenido “suerte” y “pican” hasta tres, cuatro y cinco anuncios de 50 o 60 mil pesos. A veces, “amarran” más.
Son programas “uno A”. Llamados también pega-pega, lapas, arribistas, “tapones”, y se “matan con cualquiera” defendiendo el gobierno de turno, sin importar los niveles de corrupción e impunidad en que se incurra.
LA PUBLICIDAD COMO SEDANTE
Es entonces, cuando caemos en los malditos silencios, desde un segmento de la población, que dizque es “contra-poder” y canal de denuncias en procura de un mejor país.
Llegamos a segmentar las informaciones. Qué comentamos y qué publicamos, con el temor de que no nos quiten la publicidad que colocamos en nuestros programas o periódicos.
Es correcto tener publicidad privada o estatal y vivir con la frente en alto, al decir blanco a lo blanco, negro a lo negro, bueno a lo bueno y malo a lo malo.
No seamos parte ni piezas claves de la degradación del Periodismo.
A veces, satanizamos a los gobernantes y funcionarios, olvidando, que buena parte de la responsabilidad por la situación a la que hemos llegado en nuestra sociedad, recae por igual sobre muchos de nosotros periodistas y comunicadores, por el silencio que hemos guardado durante muchos años, atados y amordazados por una publicidad.