Hace cinco años, la ONU advertía sobre los daños que podrían provocar las mentiras durante las campañas electorales, debido a los avances de las redes sociales y el poco control de los Gobiernos sobre los que generan ese tipo de contenido, además de que la manera instantánea y viral en la que se difunden para engañar a la opinión pública y fomentar el odio y debilitar los sistemas democráticos.
La advertencia de la ONU fue en el 2017, a propósito de varias situaciones que se produjeron en Brasil y México, pero en República Dominicana, desde hace más de dos años, el presidente de la JCE, Román Jáquez Liranzo, viene advirtiendo sobre el riesgos de las noticias falsas durante la campaña electoral. Y como si se tratara de una revelación el presidente de la JCE se convirtió la semana pasada en la primera víctima de fake news cuando un candidato presidencial dijo que a él le dijeron que Román Jáquez se reunió una madrugada con funcionarios del Gobierno !Vaya perla!.
En el país no es nuevo que alguien mienta durante las campañas electorales, eso es tan viejo como la existencia de éstas, lo que sí es nuevo es la velocidad con que estas mentiras se propagan debido al desarrollo de las redes sociales, el alcance que tienen y la dificultad para encontrar soluciones para ese fenómeno.
Las falsedades difundidas a través de redes sociales y plataformas de mensajes se utilizan para influir en los votos de las personas que no son capaz de verificar las informaciones que les llegan a sus plataformas digitales.
En el proceso electoral que vivimos los dominicanos observaremos a medidas que se acercan los comicios, tanto los de febrero como mayo, que habrá un incremento de informaciones falsas, algo que aunque no es nuevo trasciende a las simples campañas negativas, debido al desarrollo de tecnologías.
Estamos seguros que de aquí a mayo se va a utilizar como nunca en la historia electoral las informaciones falsas, y que los irresponsables, que no son pocos, abusarán de las redes sociales para golpear a los adversarios en base a mentiras y a falsas narrativas.