Por: Roque J. de León B. (MAE).
Cuando elegimos a una persona para que nos represente como funcionario en cualquier posición, esta debe traer consigo las características que idealizamos para el desempeño eficaz de la misma.
En ocasiones esto no es posible porque la elección es viciada por elementos atípicos como pueden ser la compra de consciencia o la elección por compromiso, por lo que el funcionario se siente liberado de responsabilidad con sus electores.
A eso debemos sumar la inconsciencia de los facultados para elegir que se enmarcan en la «clase media» que ese día, cual un «Pilato» cualquiera, lo asumen como un día para pasear; agregue además la actitud de una gran parte de la llamada «clase alta» de que «si no me beneficio yo», entonces nadie.
Lástima que esos desentendidos de su responsabilidad ciudadana en ocasiones son los más críticos y exigentes.
Por eso es muy evidente que las grandes actividades de promoción política como son concentraciones y/o carabanas no se desarrollan en los sectores donde residen la mayoría de los políticos que han pasado por las mieles del poder.
Para ese tipo de actividades se seleccionan los sectores marginales, que por su propio origen sus necesidades son cada día más y mayores como son: amenazas de cañadas, arroyos, ríos y mar; falta de calles o mal estado de las existentes, falta de energía eléctrica, sistema sanitario, escuelas y hasta de lo esencial para subsistir.
Esas y otras carencias son aprovechadas así como explotadas por unos y otros representantes de los diferentes Partidos Políticos que conviven bajo nuestro sistema electoral por las posiciones electivas y/o simplemente por posicionarse como empresas que son, convertirse en elegibles para alzarse con parte de los recursos que el Estado, por Ley les distribuye a través de la Junta Central Electoral (JCE).
Guardo la esperanza de que así como son utilizadas nuestras gentes de los sectores populares para poner y quitar funcionarios electos, al liderazgo que les representa se le permita sentarse en las mesas de trabajo donde los que no asisten a votar, toman decisiones por ellos.
De igual manera debemos exigir al liderazgo joven que si bien es cierto que no deben ser un obstáculo para el desarrollo de los planes de las instituciones donde les corresponda servir, no menos cierto es que no pueden ser indiferentes al incumplimiento de tareas que son inherentes a sus áreas de responsabilidad.
A nuestros ciudadanos decirles, que si en realidad queremos devolver el significado que tiene la designación de un funcionario en una posición electiva, entonces debemos asumir nuestra responsabilidad cívica de asistir a votar para que ese individuo que nos representará adquiera la legitimidad real por haber sido electo con un porcentaje de votación digno y; no como sucede en ocasiones que se mofan de ocupar una posición o cualquier curul con menos de un 30% de los electores hábiles para ejercer el sagrado derecho de elegir y ser elegido.
Asistir a las urnas el 18 de febrero del 2024 es un derecho y deber CIUDADANO!!
ROQUE J. DE LEÓN B.
DIPLOMADO EN TÉNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL.
MIEMBRO DEL SNTP Y DEL SINLOPP.