Ramiro Francisco
Luego de la información dada a la luz pública por el Patronato del Teleférico, sobre los trabajos a realizarse en ese atractivo turístico y que durarían entre 18 a 24 meses, una serie de conjeturas, rumores, dudas, chismes y al parecer malos entendidos, es la comidilla entre muchas personas, periodistas, empresarios, dirigentes políticos y funcionarios, que prefieren mantenerse en silencio, pero como la “candelita” quemando por debajo, o la famosa “Gatita de María Ramos” tirando la piedra y escondiendo las manos.
El nuevo teleférico garantizará su operación, con los más altos estándares de calidad, en beneficio de nacionales y extranjeros, de acuerdo al Comunicado dado a conocer.
No se ha dado –que se conozca –a conocer, el o los nombres de las compañías o empresas que realizarán esos trabajos.
El rum-rum, que en el buen periodismo no tiene 100% de veracidad, sostiene, que empresarios turísticos de Punta Cana, estarían detrás de ese proyecto.
Que, se lo plantearon varias veces a empresarios de esta zona, y no le hicieron caso.
Que, en la misma Loma Isabel de Torres, se construirán varios hoteles y restaurantes dentro de las nuevas atracciones para los visitantes.
Que los actores actuales del Teleférico y la Loma, que han estado allí durante más de 40 años, se les compensará económicamente y “hasta nunca”.
Una gran mayoría de las antenas de radio y televisión instaladas en la “hermosa Loma”, serán desplazadas a otra zona, porque en esas áreas se construirán hoteles, restaurantes y miradores.
Los camiones que realizan “paseos” en la cima de la Loma, se van también. Vienen otros más modernos, seguros y atractivos.
En esta “Novia del Atlántico” y tranquilo “Pueblito Encantado”, la mayoría de organizaciones que tienen que ver con turismo y hoteles–son muchas- incluyendo ADOMPRETUR, saben todo ese “terremoto” y han permanecido en silencio.
Desconocemos si mi fuente a la que desde ahora le llamaré “Mi Calié”, conocía de esto hace tiempo…y por qué de ser así, se mantuvo callado.
No tengo que esperar a estar mojado por la lluvia, para llevar un paraguas, una funda plástica o un viejo periódico de papel, ante las señales de advertencia.