Por: Roque J. de León B. (MAE).
Cuál si fuera un sistema impulsado por el descuido en el tiempo de algunos asuntos vitales para la coexistencia, vemos la forma acelerada cómo perdemos el respeto por nuestras vidas, por las de nuestros semejantes, de igual manera maltratamos el Medio Ambiente y todo lo que nos rodea; lo extraño es que nos estamos acostumbrando a que eso, sea la normalidad.
El nivel de irritabilidad que demuestra la gente, sin importar el lugar donde se encuentren es un indicador claro de que el «desorden social» que nos golpea está fundamentado en el irrespeto de los derechos humanos de los que nos rodean, sin importar que sean: familiares, amigos, vecinos, conocidos, relacionados o desconocidos.
Quisiera decir que es un asunto de educación, pero caería en una contradicción porque este malestar toca a la esencia de todos los niveles sociales sin importar: clase sociales, raza, color, religión o cualquier otro factor que pueda existir.
Lo que no podemos negar es, la degradación de la formación en los buenos valores y la Educación Moral y Cívica en nuestros hogares y en las escuelas.
Hace falta desarrollar un programa de Derecho Elemental y de Régimen de Consecuencias para ilustrar a nuestros muchachos a todos los niveles, a la familia y a nuestra gente en sentido general, como una forma de conscienciar y frenar este infierno revestido de violencia, que estamos viviendo.
Desarrollados y revisados estos programas, deben ser puestos en ejecución a través de un plan piloto con equipos especializados y confiables, que funcionen en algunas escuelas para los estudiantes y en los hogares con las familias, estos últimos deben estar integrados por promotores sociales formados preferiblemente en el área de la Conducta humana, asegurándose de que tengan prácticas probadas.
Evaluados y demostrado que los programas funcionan, deben ser extendidos a toda la sociedad a la vez que, se coordine con el Ministerio Público y la Judicatura Nacional para aplicar la Ley sin contemplación a los que incurran en las mismas prácticas, luego de ser instruidos.
Hay una actividad que no podemos dejar de mencionar, que motiva y refleja la falta de respeto a los derechos humanos de nuestros semejantes, promueve la iniquidad con el uso de los recursos que genera, lacera todo lo que toca, incluida la moral de todos los que se envuelven en ella a todos los niveles conscientes o no y lo peor es que mutila la dignidad de la sociedad; hablo del narcotráfico y el microtráfico.
A eso debemos sumar la agresión que se refleja en el abuso de poder, tráfico de influencia, enriquecimiento ilícito, falta de equidad en el uso de los recursos públicos, en la aplicación de sanciones y cumplimiento de las leyes, complicidad y omisión en muchos casos, entre otros, que ha debido vivir y soportar nuestra sociedad de parte de los que desde hace muchos años han manejado, el poder político-económico.
Retornar la normalidad a nuestros semejantes es un reto que tenemos todos y que debemos dar respuesta para poder vivir en paz.
ROQUE J. DE LEÓN B.
DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL.
MIEMBRO DEL SNTP Y DEL SINLOPP.