Ramiro Francisco
En el Mes de la Bíblia.-
A quienes buscan, llaman y tocan…
Con el paso del tiempo, aun la Humanidad no se encuentra debidamente preparada, para entender, aceptar, comprender y actuar, conforme a la sabiduría de Dios.
Entonces, a esas incomprensiones, a ese no comprender, llamamos misterios y enigmas. Muchos emprenden la marcha de llamar, tocar y abrir puertas, con todo y el o los peligros que esto encierra, a los fines de abrigar esos conocimientos, debido a que “tener conocimiento, es tener poder”.
En esa búsqueda, nacieron diferentes organizaciones “secretas” con sus “maestros e iniciados”, las que permanecen en nuestros días. Usted tendrá algunos nombres.
En épocas pasadas la posesión de esos “conocimientos” eran catalogados como satánicos y oscuros, donde muchos perdieron la vida en la hoguera, tildados de brujos, brujas o hechiceros.
Tener y demostrar algún conocimiento más allá de lo normal, de lo cotidiano, de lo banal y superfluo, llamaba mucho la atención, por lo que eran muchos que preferían no exhibirlos o mostrarlos en público.
Por entonces, ¿Quién podía hablar de salir del cuerpo, que no fuera catalogado de diabólico?
En los días de San Pablo, ¿Podían entender los corintios ese término “salir del cuerpo”, con que el Apóstol, inició su Segunda Carta?
Pasado el tiempo y en pleno Siglo 21, ¿Lo entendemos nosotros?
Habían pasado 14 años de aquella experiencia y Pablo la tenía muy presente.
Lo que no quiso explicar con minuciosidad, como fue. Si “fuera o dentro del cuerpo”. No mencionó “planos astrales” ni nada semejante.
“arrebatado hasta el tercer cielo, donde escuchó palabras inefables, que no les es dado al hombre expresar”
Fue arrebatado, llevado hasta el “tercer cielo”. ¿Qué vio? ¿Qué escuchó? ¿Quién le llevó?
Prohibido explicar…y San Pablo obedeció a plenitud.
En el devenir del tiempo y con amplio desarrollo de la tecnología, existe –creemos- un despertar de la humanidad, acelerado en todos los órdenes.
Los mitos se caen. Los miedos se desvanecen. Se expande la conciencia.