Por: Roque J. de León B. (MAE)
El municipio San Felipe de Puerto Plata es privilegiado por estar limitado al Sur por nuestra Reserva Científica Isabel de Torres y al Norte, por el inmenso e imponente Océano Atlántico, ambos Recursos Naturales muy atractivos y codiciados por los depredadores.
En este escrito voy a referirme específicamente a la vulnerabilidad de la parte Norte de nuestro municipio, bañado por el Océano Atlántico y adornado por su suave arena pero avasallado además de atropellado por múltiples intereses, desde hace muchos años.
Recuerdo que la primera gran situación que vivimos en el Malecón de nuestro municipio cabecera fue cuando en los años 80’s se permitieron las casetas permanentes en el entorno de la pleamar, esas se convirtieron en antros de perversidades en el sentido amplio de la palabra; fueron destruidas por la gracia de Dios y la orden del Gral. Antonio Imbert Barrera, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas en aquel momento.
Luego, en Cofresí sufrimos la ocupación por parte de una compañía hotelera de un gran espacio de la franja que corresponde estar libre por ser parte del patrimonio de todos los dominicanos.
Superado ese conato de apropiación, surgió en lo inmediato en el «Proyecto de Costámbar» el reclamo por parte de unos extranjeros y sus abogados que alegan ser dueños del espacio que ocupa la hoy playa, en honor a la cual aquel lugar lleva su nombre.
Como si eso no fuera suficiente, las siempre inútiles y abusivas casetas construidas en el entorno de nuestro Malecón por el señor Félix «Felucho» Jiménez en su prolongado período como Secretario y luego Ministro de Turismo, los beneficiarios al día de hoy todos, incluido un funcionario de la principal institución responsable de establecer el control, les han hecho prolongados anexos, que afean y arrabalizan todo el entorno.
No hablo de una en específico, porque todas por igual han violado la uniformalidad y el objetivo para el cual fueron diseñadas y construidas, aunque no tengo evidencias, no dudo que arrastren las mismas condiciones que en los años 80’s, cuando debieron ser eliminadas; a eso agréguele el feo aspecto que presentan en todos los órdenes lo que suelen llamar «baños», que a propósito me gustaría que alguien me explicara cuál es el destino de esos desechos sólidos y de las aguas residuales.
Ahora se argumenta que esos terrenos son de «propiedad privada» y, aunque existía una caseta propiedad de un complejo hotelero de antaño, yo pregunto: ¿Cómo se le permitió al Sr. Felucho Jiménez construir esos inmuebles en su calidad de Secretario de Estado de Turismo de aquel momento?
Despejar esa bola de humo no es tan difícil, sólo hay que ordenar una investigación vía los organismos correspondientes y de ser así, que el Estado Dominicano, los declare de «utilidad pública», pague el justo precio a sus propietarios y que tome el control de un bien que por su locación, nos corresponde a todos por igual.
No está en dudas que los responsables de salvaguardar la integridad, orden y buen uso de ese espacio son: Ministerio de Turismo, Armada Dominicana, Ministerio de Medio Ambiente, Ministerio Público a través de la Fiscalía Especializada para esos fines y Ayuntamiento Municipal.
A nosotros como parte de la sociedad civil nos corresponde de manera férrea continuar vigilantes y denunciar todas las violaciones, sin discriminación ni privilegios y preguntar: ¿Deberá venir el Presidente Luís Abinader Corona a resolver este desafiante desatino?
ROQUE J. DE LEÓN B.
DIPLOMADO EN TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL.
MIEMBRO DEL SNTP Y DEL SINLOPP.
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