Ramiro Francisco
La renuncia del Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, sale publicada en diferentes periódicos nacionales y extranjeros. Para muchos, al conocer la noticia, no pudieron ocultar su sorpresa. Otros, no obstante, dieron muestras de saber, que eso ocurriría en algún momento.
Saboreó el dulce del poder allá por el 2015, ganando dos reelecciones en los años 2019 y 2021. No siempre las abejas encuentran flores, y las mieles del poder fueron disminuyendo y hasta con otros colores y sabores.
Su popularidad se fue abajo, y dentro de su mismo Partido Liberal, asomaron pugnas y disensiones, debido al descontento de la población y a las ansias desmesuradas de poder, de muchos de sus compañeros de partido.
A nuestro entender, la gota que derramó el vaso, fue la renuncia de su Ministra de Finanzas, Christie Freeland. Catalogada de muy trabajadora y una persona leal y honesta.
Trudeau, con apenas 54 años de edad, renunció. Destacamos la edad, porque no fue por sus largos años, ni nada de eso. Las aguas no le eran favorables para seguir navegando con una tripulación que había perdido el encanto y así evitar una rebelión en alta mar.
Lecciones y señales para todos los políticos.
Al resaltar en negrita “dentro de su mismo partido”, es sencillamente para recordar a muchos, que los malos entendidos, discusiones irrespetuosas entre dirigentes, el demostrar infantilismo al no ponerse de acuerdo en temas cruciales y determinantes, han dado al traste con organizaciones políticas fuertes y hasta en el poder.
Aquí en República Dominicana, los hechos están ahí.