Una sustancial ayuda de 10.8 millones de dólares, destinada al país por la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos, al parecer se ha evaporado en el espacio.
Ese dinero de USAID estaba destinado para la reforma del sistema eléctrico dominicano, pero el Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras, dice que aún no la ha recibido.
Esto ha encendido las alarmas sobre la transparencia y el destino de estos fondos.
El propio presidente del Consejo, Celso Marranzini, ha afirmado que desconoce el paradero de este financiamiento, que supuestamente serviría para fortalecer la resiliencia energética, capacitar en ciberseguridad y promover la inversión en energías renovables.
Su extrañeza ante la existencia de estos fondos, de los cuales ni siquiera ha visto documentación, plantea una pregunta clave: ¿Dónde está el dinero?
Este es un caso de interés público que requiere respuestas inmediatas.
El desmantelamiento de la estructura del USAID bajo la administración de Donald Trump no exime a su gobierno de la responsabilidad de esclarecer si el dinero se desembolsó y, de ser así, quién lo recibió y en qué se utilizó.
Diez millones de dólares podrían haber servido para reforzar la transformación del sector eléctrico, que aún enfrenta problemas de apagones, pérdidas técnicas y falta de inversión en tecnologías modernas.
La incertidumbre sobre el destino de estos fondos genera legítimas dudas sobre la gestión de la cooperación internacional y el nivel de supervisión en estos procesos.
El gobierno de Estados Unidos debe dar una respuesta clara y pública.
Si el dinero fue entregado a alguna institución en República Dominicana, esta también debe rendir cuentas.
De lo contrario, estaríamos ante un caso de desvío o malversación de fondos internacionales, lo que sería más grave aún.
Además, si este es el caso de un fondo que aún no ha sido localizado. ¿Qué otras ayudas internacionales han corrido la misma suerte?
Este episodio debe servir para abrir una investigación más profunda sobre la administración de los fondos de cooperación en el país.
Con ello se estaría garantizando que estos realmente cumplan con su propósito y no desaparezcan en la maraña burocrática o en los bolsillos equivocados.
Si en este caso hay un gato entre macuto, es hora de sacarlo a la luz.
Fuente: Listín Diario