Ramiro Francisco
Al Dr. Francisco B. Matos Herrera
Hay muchas, esta ocasión solo nos quedaremos en tres carreras profesionales, que los maestros de antaño, enfatizaban, en que para ejercerlas, quien las escogiera, debía tener muy en cuenta el servicio, la empatía, la dedicación.
Son ellas, ser maestro o docente, periodista y médico. Las tres, tienen que ver con el trato a la gente. Cada una en sus respectivos campos.
Llegó a compararse, como un sacerdocio, en el sentido de entrega, responsabilidad, trabajo y sensibilidad humana.
De esas tres carreras profesionales, permítanme quedarme por ahora, con la de medicina.
Hasta hace un tiempo, ser médico era visto como una hazaña, una coronación a años de estudios, prácticas, dedicación y entrega.
Muchos desde niños (varones y hembras) daban señales de ese amor por la Medicina con sus juguetes, como trataban pequeños animales y su no temor a ver sangre.
Otras veces, la enfermedad de un familiar los llevaba, a mirar a la Medicina como su aliada, y se inclinaban a estudiarla, para ayudar a su madre o papá enfermo.
Así entraban a los hospitales. No tanto por un sueldo. A poner en práctica sus sueños de servir a los enfermos. No solo en el diagnóstico y el simple tratamiento de enfermedades.
En tener empatía y compasión con las personas allí internas. En acercarse a ellas, tomarles las manos, saludarlas, conversar treinta segundos, saludarlos, preguntarles cómo se siente y desearle lo mejor.
Además de los hospitales, con la aparición de las clínicas, merma, decrece el humanismo en muchos profesionales de la medicina.
La empatía, la compasión, el respeto, el tratar de sentir lo mismo que el paciente en cama y entubado, va desapareciendo.
Muy poco interés real por la salud, por el restablecimiento del paciente. Son muchas las quejas de desinterés, poca atención y hacerse los sordos ante el reclamo y señales de dolor.
“El tiempo ha pasado, ya todo ha cambiado” como canta el gran Panchito Riset.
Para algunos –escribí- algunos, solo les interesa el sueldo y a veces ni cumplen con sus horarios establecidos en los centros públicos.
Si, son profesionales de la Medicina, hasta con especialidades. Pero carecen de humanismo, de compasión y respeto por los enfermos.
El siempre recordado y admirado médico argentino Dr. René Favaloro, sostenía que “la medicina sin humanismo, no merece ser ejercida”.