Editorial
Las últimas medidas adoptadas por el gobierno del presidente Abinader en la frontera son un paso firme para proteger la soberanía y la seguridad nacional ante la crisis de Haití.
Se han adoptado en un momento en que la violencia y la inseguridad en Haití continúan escalando peligrosamente.
La reciente detección y decomiso de cargamentos de armas y municiones con destino a Haití es una clara señal del agravamiento de la situación.
Estos decomisos, que incluyen armamento pesado como fusiles Barret y ametralladoras Uzi, reflejan la magnitud del desafío y la necesidad de una respuesta coordinada y eficaz.
La implicación de las pandillas haitianas en el tráfico de armas desde la República Dominicana es inquietante.
En este contexto, el reforzamiento de la vigilancia en la línea fronteriza y el estricto control en los mercados binacionales, son medidas necesarias y acertadas.
Estos espacios facilitan el intercambio comercial, pero pueden convertirse en puntos vulnerables para el cruce irregular de personas y mercancías.
La ciudadanía tiene que apoyar el esfuerzo de nuestras Fuerzas Armadas y la Dirección General de Migración, para garantizar el orden en la zona fronteriza.
No solo para prevenir la intrusión de pandilleros, sino también para asegurar que el flujo migratorio sea adecuado y no se convierta en un factor de desestabilización.