Ramiro Francisco
A Doña Ana y Renato Ferrero, en Neuquén, Argentina
¿Podemos imaginar? ¡Vamos arriba! Dos amigos de Neyba, quedaron de encontrarse en Puerto Plata, la mañana del pasado domingo en la conocida calle Beller.

Llegaron los dos, en diferentes autobuses. Roberto, elige quedarse en la Beller con Separación, extasiado con la belleza de la Plaza Independencia.
Plutarco, decide al cruzar el malecón entrar por la Villanueva, quedarse al llegar a la Beller y queda impregnado con la belleza neoclásica de la Casa Olivares, frente a la oficina de Edenorte.
Los dos, logran comunicarse. ¿Llegaste? –pregunta Roberto. ¡Claro! Estoy en la Beller -responde Plutarco.
Ven –continúa- para que observes la belleza de esta casa frente a mí, y tomes fotos.
¿La victoriana de color azul frente al parque? Pregunta Roberto.
No, es una mansión color blanco y que parece un palacio. Recibe por respuesta.
Parece estás perdido. Tú no estás en la Beller. Insiste Roberto.
Tengo un letrero de la calle frente a mí, y dice claramente Beller. ¡Cuidado si el perdido eres tú! Le responde Plutarco.
Por alguna inexplicable razón, ambos tienen que regresar de inmediato a su pueblo en el Sur del país.
Durante el viaje de regreso, no tienen contacto, hasta hoy en horas de la mañana.
Se encuentran en la zapatería de Doroteo, donde acudieron a tomarse unos tragos haciendo honor al lunes del zapatero.
Tanto Roberto como Plutarco, se acusaban de no haber estado nunca en Puerto Plata y menos, en la calle Beller. Ambos mostraron fotos y selfies.
Con todo, la duda corroía sus espíritus.
Doroteo el zapatero, más “prendío” que un tizón, intentó aclararles: Acaso estuvieron en Puerto Plata y en la calle Beller…en áreas diferentes! Los dos tienen razón!
Ellos –los viajeros- sostenían, que los dos no podían tener la razón.
Muy buena narrativa!!!