Lic. Ramiro Francisco
Somos millones de personas que hacemos uso de las redes sociales.
Unos con más, otros con menos, pero en su mayoría se tienen cientos o miles de amistades. Amistades locales, en otras provincias, o en el extranjero, que se interesan por nosotros.
Un saludo de buenos días o de buenas noches, si saben que estamos enfermos o internos en una clínica u hospital, van a vernos, se interesan por nuestra salud y esos “mensajitos” de ánimo y bendiciones, los recibimos a diario.
Frases, historias, canciones, texto bíblico, bromas, son parte de ese historial que recibimos casi a diario de nuestras amistades.
Gracias a la Vida por esas amistades. Incontables las veces, en las que podemos estar pasando por un mal momento inconsolable de tristeza, soledad, desesperanzas o mal humor…y un mensaje recibido, nos cambia todo.
Gracias por esas amistades, que piensan en nosotros y hay ese flujo de buenos pensamientos como si se tratara de una comunicación telepática con buenas vibras.
Cierto, que hay quienes no disfrutan de “esas vainas”. De ahí, sus rostros de amarguras y decepciones, con visiones locas y sin color alguno.
Doy gracias a Dios por esas amistades que me mandan “vainas”, que me sirven de puentes para cruzar ríos con fuertes corrientes.
Salud y bendiciones para ellos.