Lic. Ramiro Francisco
Crea o no en el Dios de los cristianos, sería tener miedo (no me pregunten a qué), no señalar que muchas veces, se toma a Dios como CUCO y hasta como ESCUDO, se vuelven como si fueran profetas o videntes, con el “Dios me dijo…o Dios me mostró”.
Algunas personas disparan “eso se lo dejo a Dios” tal vez, en su buena fe o ignorancia, como respuesta a algo, alguna responsabilidad que le atañe y quieren, que sea Dios que la realice.
Consciente estamos, que hay acciones, trabajos, obras, en las que encontramos ciertas limitaciones, puertas cerradas, abismos insondables, fuerte oposiciones, en los que no tenemos más remedio, que detenernos y no entrar en el llamado terreno prohibido.
Pero que quede bien claro, hicimos todo lo humanamente posible. Trabajamos hasta lo indecible. No nos cruzamos de brazos “dejándoselo a Dios”.
¡El cruce del Mar Rojo, el Señor Dios Todopoderoso, pudo ordenar la separación de las aguas y listo!
Pide a Moisés, extender sus manos sobre las aguas. ¿Qué es eso? Hay trabajos, que el hombre debe hacer su parte.
Vamos a la batalla de David y Goliat. Relato que leemos en uno de los libros del Antiguo Testamento. Goliat, uno de los gigantes de ese tiempo, de casi tres metros de altura.
Se pasaba horas en desafío frente al ejército hebreo. Quien menos se pensaba lo enfrentó. Un simple pastorcito, campesino y sin experiencia militar.
El Dios Omnipotente, pudo haber enviado un rayo mortal que fulminara a Goliat, y se acabó el can. No lo hizo. David era Su instrumento. Hay acciones en la que el hombre debe hacer su parte y no “dejárselo a Dios”.
Adelantamos un poco el tiempo y nos detenemos en los tiempos en que el Maestro realizaba su ministerio.
Una persona conocida como el Ciego de Siloé. Toda su vida con esa condición. El Maestro lo conoce. Escupe y hace una especie de lodo, el que unta en los ojos del enfermo.
Le ordena ir y lavarse al estanque. El ciego obedece. Es sanado. ¿Qué es eso? ¡Pudo haberle dicho sé sano y listo! ¡Pudo haber puesto sus manos y ya! ¡Cuántos recibieron sanidad con solo Jesús pronunciar palabras!
El ciego recibió una orden. Si se queda cuestionando, no ocurre el milagro. El Dios Poderoso, deseaba que el ciego pusiera de su parte. Que no “todo se lo dejara a Dios”.
No es correcto abrir puertas sin permiso. Pero se puede tocar y esperar.
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