Ramiro Francisco
Habíamos quedado desde el pasado año, continuar con algunos artículos bajo la línea, “los entendidos, entenderán”. Misterios, hechos, que a la fecha llaman la atención de personas interesadas, muchos de los cuales se enmarcan en el campo del sincretismo religioso.
Nos toca en esta oportunidad, referirnos a la expresión “fuera del cuerpo”. Un tanto misteriosa para algunos, aún en estos días en que la tecnología y la Inteligencia Artificial, arropa los pensamientos de muchos.
¿Qué es eso de “fuera del cuerpo”? Conforme a la Guía para el Estudio de las Escrituras, San Pablo empleó esa expresión, durante su segunda epístola a los Corintios, entre los años 55 y 57 después de Cristo.
Pasado el tiempo y más de 20 Siglos después, se quiere asociar con la “experiencia extracorporal”, “viaje astral”, “proyección de la conciencia”, “desdoblamiento”…y tantas otras semejantes.
En su mayoría ligadas, al mundo esotérico u ocultista (se cree) y que define el momento en que nuestra conciencia deja temporalmente el cuerpo físico, que de manera habitual ocupa.
Algunos escritores sobre el tema como Robert Monroe, Waldo Vieira, William Buhlman entre otros, incluyen la llamada “experiencia cercana a la muerte”.
En esas, pacientes sometidos a cirugías por situaciones extremas y esas cosas, confiesan haber salido del cuerpo, y en esa condición de flotar, verse en el quirófano con los médicos y enfermeras, emprender viaje por un túnel con una puerta de luz al final, ver familiares y amigos ya fallecidos, y luego ¡Pun! Regresar y tomar conciencia de la situación real.
¿San Pablo, no encontró otra explicación para narrar lo experimentado que utilizar esa rara expresión de “fuera del cuerpo”?
¿Se tenía conocimiento por entonces, qué era aquello? El Apóstol, sí estaba consciente de la situación. Podía ver, escuchar, conocer y recordar.
Por lo tanto, pudo recordar que no era en el mercado de Corinto donde se encontraba, ni cerca de su puerto, observando la entrada y salida de embarcaciones, deslumbrado por la belleza de los atardeceres.
Pasado tanto tiempo, podemos aprender que sí, que no lo sabemos todo. Que hay etapas, niveles de aprendizajes. Que hoy tomamos leche como los antiguos corintios, y los alimentos sólidos no llegarán, si no asimilamos la leche. Los entendidos entenderán.