En el mundo del periodismo, la calidad y la profundidad son, sin duda, los pilares que han sostenido nuestra profesión y misión a lo largo de los años.
Este fue, en esencia, el mensaje básico que trasmití en estos días a un grupo de noveles periodistas universitarios, ayudándolos a visualizar el futuro que les espera.
Les dije que hoy, más que nunca, estos valores son esenciales, especialmente en un entorno donde las plataformas digitales y las redes sociales, dominan la difusión de la información.
Sin embargo, les hice saber que es importante entender que estas plataformas, a pesar de su inmediatez y alcance, no siempre garantizan la veracidad y profundidad de los contenidos.
La rapidez con la que se difunden las noticias en el entorno digital, a menudo viene acompañada de un peligroso descuido en la comprobación de los hechos, lo que abre la puerta a las tan temidas fake news.
Aquí es donde los medios impresos, y aquellos periodistas que valoran la calidad por encima de la cantidad, juegan un rol crucial.
La profundidad y el análisis detallado, elementos que son más factibles en el periodismo impreso, permiten a los lectores no solo recibir la noticia, sino entenderla en su contexto completo.
Ahora, nos encontramos ante un desafío: ¿cómo combinar las habilidades que ofrecen las herramientas digitales con la necesidad de mantener la calidad y la profundidad en sus trabajos?
La respuesta no es rechazar la tecnología, sino aprender a utilizarla como un complemento, no como un fin en sí mismo.
¿Qué hacer entonces?
No sacrificar la calidad por la velocidad: Es cierto que la inmediatez es una demanda del periodismo actual, pero nunca debe ser a costa de la veracidad y la profundidad de los contenidos.
Antes de publicar, es preciso verificar la información, contrastando fuentes para asegurarnos de que lo que ofrecemos tiene un contexto adecuado.
Hay que usar las herramientas digitales con criterio. Estas son extremadamente útiles, pero no deben reemplazar el juicio crítico y el análisis profundo.
Podemos utilizarlas para ampliar su alcance, pero siempre con el compromiso de mantener los estándares de calidad que exige el periodismo profesional.
Otra prioridad es la de valorizar la profundidad en los reportajes, no limitarnos a la superficie de las noticias.
Investigar a fondo, buscar los datos que proporcionen un análisis más completo y presentar la información de manera que los lectores puedan comprender todas las aristas del tema, es igualmente esencial.
Aunque el mundo digital está en constante evolución, los fundamentos del periodismo —ética, veracidad, profundidad— siguen siendo los mismos.
Ser buenos periodistas en la era digital no es solo cuestión de dominar las herramientas tecnológicas; es, sobre todo, mantener intacto el compromiso con la verdad, la calidad y la profundidad en cada uno de los trabajos que publicamos.