Ramiro Francisco
La tecnología, la libertad de prensa, los cursos de Comunicación, las oportunidades que brindan los medios (radio y televisión), el crecimiento del número de plataformas, las redes sociales, brindan a todos, una excelente oportunidad de conversar, dirimir, explicar, opinar o analizar temas de importancia.
Cientos de programas en la radio y la televisión con dos o más integrantes, podemos encontrar en todo el territorio nacional. Hombres y mujeres con diferentes capacidades accionan ante un público que les espera e interactúan.
En esos programas son tratados entre otros, temas de los llamados controversiales o polémicos que, aunque no siempre, provocan respuestas muy encendidas.
Tan calientes, que el control del espacio debe “cortar, quitar o suspender” para evitar un pleito de gallera.
Las buenas y malas lenguas, sostienen que, sobre filosofía, política y religión, lo mejor es no discutir.
Peor, cuando le toca laborar o compartir, con personas o compañeros que consideran tener siempre la razón o tratan de imponer sus puntos de vista.
Si bien es cierto, que ese tipo de discusión o debate permite y fomenta el libre pensamiento, hay que tener muy presente que la postura debe ser constructiva en busca del crecimiento o expansión de conciencia.
No se trata de imponer a los demás, con irrespeto, lo que crees o defiendes.
En nuestra actualidad nacional, las diferentes reformas, repatriación de haitianos, préstamos, uso de los recursos del Estado, militares y frontera, silencio y oportunismo, son temas tratados en diferentes plataformas digitales y programas en radio y televisión.
No olvidar, que cada participante puede tener una idea o posición diferente a la suya. Que usted no esté de acuerdo, no le da derecho alguno a irrespetarle y tratarle con desdén o agresivas palabras.
Si ves la ciudad de Puerto Plata desde la galería de tu casa, otro la verá diferente desde la torre de la Catedral, aquel desde el Faro de la Puntilla y nosotros desde una de las ramas de la mata de aguacate del patio.
Estamos viendo la ciudad, desde diferentes posiciones, por lo que nuestras narrativas no serán las mismas.
Nos inscribimos y le invitamos a hacerlo, en la escuela de escuchar y respetar la opinión ajena.
No rompamos los lazos de viejas amistades debido a malos entendimientos.