POR ELVIN SANCHEZ
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) es una de las fuerzas políticas más relevantes en la República Dominicana en la actualidad. Para comprender su futuro, es necesario analizarlo desde su génesis, su contexto histórico y político, y las dinámicas internas que lo definen en el presente.
Contexto histórico:
El PRM nace en 2014 como una escisión del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuya estructura y liderazgo ya estaban desgastados y en crisis tras décadas de alternancia en el poder. El colapso del PRD, especialmente tras la salida de importantes figuras como Hipólito Mejía y otros sectores disidentes, deja un vacío que el PRM intenta llenar. Así, el partido de Luis Abinader surge como una respuesta al agotamiento del sistema político tradicional, con un enfoque renovador basado en principios de modernización, ética y democracia interna.
El PRM se presenta como un partido más joven, que busca desligarse de las viejas prácticas clientelistas y de corrupción asociadas al PRD y otros actores históricos. Esta imagen de «renovación» y «cambio» fue clave en su ascenso al poder, logrando un gran apoyo popular en las elecciones presidenciales de 2020.
La promesa de transformar la política dominicana en un sentido más transparente y democrático le dio al PRM una base sólida de apoyo en su fundación y consolidación. Sin embargo, este impulso inicial debe ser entendido en el contexto de un sistema de partidos en crisis, en donde las expectativas de cambio, por un lado, y los desafíos estructurales del sistema político, por otro, van a marcar la dinámica futura del PRM.
Desafíos internos y la tensión entre Ideales y Realidad
Uno de los principales desafíos del PRM en el futuro será cómo gestionar las tensiones internas entre sus ideales fundacionales y la realidad del ejercicio del poder. Desde su fundación, el PRM se ha presentado como un partido con un fuerte compromiso ético y democrático. Estas cualidades fueron el anhelo de una parte significativa de la sociedad dominicana, que esperaba una alternativa a los partidos tradicionales.
Sin embargo, en el ejercicio del poder, las contradicciones entre el discurso y la práctica son inevitables. La política, por su naturaleza, a menudo exige compromisos y transacciones que pueden ir en contra de los principios originales.
El PRM no está exento de esta realidad. Las tensiones internas, tanto a nivel de liderazgo como en su base militante, son evidentes. Además, la presión por gestionar el aparato estatal y garantizar la gobernabilidad en un sistema político altamente competitivo y fragmentado pone a prueba las promesas de transparencia y ética.
La dificultad de mantener un sistema de democracia interna genuina dentro del partido, frente a las luchas por el control y la distribución de recursos, será un factor clave para su estabilidad a largo plazo.
Democracia interna y necesidad de relevancia cultural
El PRM, en su intento por diferenciarse de otros partidos, ha enfatizado la importancia de la democracia interna y de una mayor inclusión dentro de sus estructuras. El ejercicio de una política más democrática y transparente dentro del partido ha sido uno de sus ejes discursivos.
Sin embargo, la implementación efectiva de estas ideas requiere no solo de buenos principios organizacionales, sino también de una transformación cultural profunda que permita una participación genuina de sus miembros. Esto implica fortalecer los canales de deliberación interna, promover la meritocracia y evitar que los liderazgos caigan en prácticas autoritarias o clientelistas.
Es importante señalar que el PRM nace también en un contexto de «carencia cultural», refiriéndose a la necesidad de educar a su base militante y a la sociedad en general en principios de ciudadanía, ética política y participación. La escasez cultural no solo se refiere a la falta de preparación ideológica, sino también a la deficiencia en la educación política de los votantes. El PRM, como partido de gobierno, tiene la responsabilidad de avanzar en la formación de una sociedad más comprometida con los valores democráticos y participativos.
De no hacerlo, su futuro podría verse afectado por la desafección ciudadana y el desinterés por los procesos políticos, lo que favorecería a otros actores políticos que puedan capitalizar la frustración social.
Competencia política y contexto social
El futuro del PRM también estará marcado por la dinámica política nacional. La competencia con otros partidos y la fragmentación del sistema de partidos seguirán siendo factores determinantes. Aunque el PRM ha logrado consolidar su liderazgo en las últimas elecciones, el sistema de partidos dominicano sigue siendo plural y competitivo, con partidos tradicionales como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y nuevos actores políticos que podrían alterar la estabilidad política.
Además, el contexto social en el que opera el PRM no debe subestimarse. En un país como la República Dominicana, donde las desigualdades sociales y económicas son profundas, las demandas de justicia social y la lucha contra la corrupción seguirán siendo temas centrales.
Si el PRM no logra dar respuestas efectivas a estos desafíos, podría perder parte de su base electoral, que, en su mayoría, apoyó al partido en 2020 con la expectativa de que traería cambios sustanciales en la lucha contra la pobreza y la corrupción.
Papel de Luis Abinader y continuidad del liderazgo
El futuro del PRM está vinculado estrechamente con el liderazgo de Luis Abinader. El presidente, hasta ahora, ha logrado mantenerse como una figura central dentro del partido, gracias a su liderazgo pragmático y su capacidad de generar confianza en la ciudadanía. No obstante, como es habitual en cualquier proceso político, el reto será cómo garantizar la sucesión dentro del partido y cómo mantener la unidad del mismo ante posibles desafíos internos y externos.
La figura de Abinader, por su juventud y su perfil relativamente nuevo en la política nacional, ha sido un activo importante para el PRM. Sin embargo, a medida que se acerquen las próximas elecciones, será necesario evaluar cómo se posiciona el partido ante la posible salida de Abinader o su aspiración a continuar en el poder.
La sucesión generacional y la consolidación de una nueva clase dirigente son temas cruciales para garantizar la continuidad del PRM como una fuerza política relevante.
El futuro del Partido Revolucionario Moderno dependerá de su capacidad para equilibrar sus ideales fundacionales con las exigencias del poder y la gobernabilidad.
El PRM tiene ante sí la oportunidad de consolidarse como una alternativa política sólida, capaz de ofrecer un gobierno transparente y democrático, pero también enfrenta retos significativos, tanto a nivel interno como en su relación con el resto de actores políticos.
Su capacidad para mantener la unidad interna, responder a las demandas sociales y promover una cultura política democrática será clave para su relevancia en el futuro político dominicano.
jpm-am