Claudio Caamaño Vélez
Este año (2024), los partidos políticos recibieron más de 5 mil millones de pesos (RD$5,041,600,000.00) de recursos públicos.
Esos fondos que, en teoría, tienen la justificación de fortalecer la democracia, en la práctica se usan para promover prácticas clientelistas.
Además, la poca transparencia con que se manejan estos recursos desacredita a los partidos y les resta credibilidad. Por lo que el resultado real es que estos recursos debilitan la democracia.
También, la forma en cómo están distribuidos, donde los grandes se llevan el 80 %, implica una injusticia para los pequeños, y claro, también alimenta un hormiguero de pequeños partidos donde la mayoría solo busca chupar de la teta.
Una evidencia científica de lo que estoy señalando, en cuanto a que el dinero público en manos de los partidos es perjudicial para la democracia, está en el hecho de que cada año a los partidos se les asigna más dinero, sin embargo cada vez es menor participación electoral de la población. Este fue un año récord en financiamiento a los partidos, y también fue un año récord en abstención electoral.
Los partidos políticos y los candidatos deben ser financiados por quienes creen en ellos, pero no que se obligue a la población a contribuirles con sus impuestos. Sobre todo para que esos recursos sean usados de forma oscura, indolente y en muchos casos ilegal.
La política debe ser un servicio, ser política debe ser una vocación. Eliminar el financiamiento a los partidos políticos nos ahorraría millas de millones que podrían ser usadas en obras y servicios, y además de que se fortalecería la democracia danto menos incentivos a los mercaderes de la politiquería.