Reconociendo la importancia de los medios para transmitir todo tipo de informaciones a la sociedad hay que puntualizar sobre sus resultados en los casos concretos de violencia de género contra las mujeres y niñas, tanto para sostener y profundizar ideas y creencias, como para prevenir las agresiones y la muerte.
¿El periodismo y medios de comunicación en general, incluyendo contenidos televisivos, publicidad, análisis escritos, hablados, etc., son agentes de cambio y transformación cultural para el conocimiento y respeto a los derechos humanos?.
¿Asumen con responsabilidad su influencia para impulsar los derechos de las mujeres?
Ante respuestas conocidas, la preocupación viene al caso cada vez que vemos mujeres víctimas, menores y jóvenes, con hijos e hijas, clamando mediante un reporte de prensa en nombre del miedo -muchas veces terror- a un agresor que, escondido, les promete matarlas.
Acuden a la prensa cuando han denunciado y no tienen una respuesta inmediata, muchas veces aconsejadas por profesionales del derecho que no entienden que el fenómeno de la violencia contra las mujeres es un crimen diferente a los demás y de una complejidad más allá de las leyes.
El caso referido en la prensa del pasado 1 de febrero en Santiago, es de una mujer joven que denuncia a su exesposo y padre de sus hijos a mediados de diciembre y a pesar de la orden de captura, aún no ha sido localizado.
Ella, manifiesta el miedo porque el agresor la amenaza y le hace saber que la persigue, y no quiere morir “como todas”.
Su abogado, a la vez, manifiesta preocupación “por los obstáculos que enfrentan las denunciantes en estos procesos y que nuestra víctima llega aquí y encuentra estas dificultades», lo cual es raro para quien conoce de estos procesos y de su manejo.
Para quienes saben el origen socio cultural de estas violencias, su peligrosidad y alto índice de feminicidio, así como la gran dificultad de la ruta crítica en la justicia, está claro que, los reportes de prensa descarnados, sin reconocimiento del fenómeno, exponen mucho más a la víctima a un peligro grave.
A las mujeres víctimas hay que asistirlas de un apoyo emocional especializado que regule emociones para enfrentar un proceso difícil, peligroso y no siempre rápido, que signifique protección y confianza en su red de apoyo, incluido el sistema.
Qué sepa eso, y que también, lo sepa el/a abogado/a que la asiste es importante para la víctima, porque ir a la prensa antes de un proceso avanzado, es un riesgo. ¡Cuidado!